jueves, 11 de septiembre de 2008


Debe ser complicado tener una banda sonora.


Musica constante que acompañe mis acciones, que recree atmosferas, que cree tensiones dramáticas o momentos cómicos a lo largo de mi vida.


(Mi vida, en este momento, sonaría a chasquidos del teclado, a lluvia en mi ventana, a vidrios que se rompen, a lazos que se rompen, a jazz, a funk, a salsa, a humo denso, a frío helado.)


No se me ocurre que banda sonora tendría mi vida. Todavía no se me ocurre cual serviría.


La banda sonora de In the mood for love suena a radio viejo, a bolero, a nostalgia, a aquellos ojos negros, a inteligibles sonidos cantados en coreano que evocan recuerdos de fotografías en sepia, a quizás, quizás, quizás.


(Supe de ella por Juana, y me encantó. Hace dos días la escuché en la casa de Dario. Nunca los boleros cantados por Nat King Cole habían sonado tan bien.)

1 comentario:

Anónimo dijo...

cuquitos. hasta hoy me entero de que existe este blog.
años sin leerte!