lunes, 23 de marzo de 2009

Sobre la melancolía

(Ahora estas reseñas se encuentran también en http://cortesiadelacasa.com/ un lugar maravilloso lleno de música y de blogs)




Morrissey es poderoso. No sólo por su voz potente, de autoparlante, o por el torrente gigante y melodioso en el que nos embarca con sus canciones. Cada cosa que ha hecho desde The Smiths hasta su último disco Years of refusal está lleno de voltaje, de electricidad, de voz saliendo desde el fondo de los pulmones, luchando por encontrar la salida en el pecho y finalmente reventando en los oídos de cualquiera que lo quiera escuchar.
En Years of refusal encontramos canciones melancólicas, de desamor, de alguien triste que no encuentra a su amada y que quiere abrazar a París para ver si así encuentra alguien que lo abrace de vuelta, o de alguien que habla con Carol quien le dice que nunca lo quiso realmente y que siempre fingió sonrisas, o de alguien que al final sólo puede decir con algo de resignación: Im OK by myself.
Lo que pasa con Morrissey, creo yo, es que su voz es tan increíble que arrastra las letras de tristeza y las convierte en algo tan poderoso como un río, o mejor, como un accidente de carro (como para hacer el guiño a There’s a light that never goes out) . No es melancolía a medias. Es melancolía poderosa, de esas de sacarse el corazón del pecho y llenarse de sangre y pintarse la cara y llorar y hacer pataleta y romper vidrios con palos de hockey y luego, de manera resignada, tomar aire, dar media vuelta y pensar que no es tan grave.

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