sábado, 16 de enero de 2010

Fragmentos, cartas no enviadas

ayer mientras intentaba quedarme dormida intenté hacer la promesa de retomar mis escritos y de volver a pensar en imágenes y palabras que se maridan bien y que dan la ilusión de fluidez, de un cierto tono, de un momentum...en la nebulosa de la vigilia-sueño-vigilia pensaba en frases sobre el miedo, sobre una lápida en el pecho que no deja gritar (susurros fantasmales de Pedro Páramo), sobre el vértigo de balancearme sobre un abismo con las piernas temblorosas, con la certeza de estar bordeando lo más profundo de la oscura paranoia, con el miedo de pronunciar, de escribir títulos e historias que fundan los recuerdos que mejor deberían quedarse guardando polvo, acumulando polillas, bailando entre mi closet (habitando ese par de zapatos negros que nunca uso, jugando a disfrazarse de señoras elegantes), dejarme llevar por las palabras, por la sutil exploración de las palabras, que como lupas recorren mi cabeza, recorren mi cuerpo, y como buenos doctores examinan cada uno de mis lunares y dictaminan riesgos, aconsejan cuidados, dan palmadas en la espalda...dar un salto...bordear al inombrable...escribirle algo como esto:

¡Oh querido! si tan sólo supieras que llevo tres noches seguidas soñando contigo,
todavía no te olvido.

[te recuerdo entre arcadas]

El odio que sentía por ti...mejor, la miseria en la que me sumergiste lentamente se fue transformando en una costra, en una herida supurante, en un volcán lleno de odio...

¡Oh, deliciosa crueldad! aquella que te llevo a ordenarme "término bien cocido", que me hirvió entre brasas, que endureció mi carne, que me consumió los pulmones y el corazón, que me desnudó con media sonrisa para desecharme, para susurrarme "jamás te había visto tan hermosa"-palabras ensayadas- en donde el miedo a tu impotencia y a quererme prefirió la mentira al juego.

Ya no sollozo las canciones de La Lupe.
(Ya no recuerdo tu olor marchito y tus dientes perversos).

No deseo...no deseo...no deseo oír, ni verte, ni tenerte cerca...no deseo...

Exorcizame de ti, abandona este cuerpo que ahora ama y abraza a otro, y abandoname por siempre...



¿Y qué tal que este sea mi exorcismo?

Faltaría más contundencia, ser implacable...llamarte Andrés o David, si es que hay necesidad de poner un nombre, cerrar los ojos, mover la nariz, parpadear un par de veces y despertar de este mal sueño...

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