¡Oh querido! si tan sólo supieras que llevo tres noches seguidas soñando contigo,
todavía no te olvido.
[te recuerdo entre arcadas]
El odio que sentía por ti...mejor, la miseria en la que me sumergiste lentamente se fue transformando en una costra, en una herida supurante, en un volcán lleno de odio...
¡Oh, deliciosa crueldad! aquella que te llevo a ordenarme "término bien cocido", que me hirvió entre brasas, que endureció mi carne, que me consumió los pulmones y el corazón, que me desnudó con media sonrisa para desecharme, para susurrarme "jamás te había visto tan hermosa"-palabras ensayadas- en donde el miedo a tu impotencia y a quererme prefirió la mentira al juego.
Ya no sollozo las canciones de La Lupe.
(Ya no recuerdo tu olor marchito y tus dientes perversos).
No deseo...no deseo...no deseo oír, ni verte, ni tenerte cerca...no deseo...
Exorcizame de ti, abandona este cuerpo que ahora ama y abraza a otro, y abandoname por siempre...
¿Y qué tal que este sea mi exorcismo?
Faltaría más contundencia, ser implacable...llamarte Andrés o David, si es que hay necesidad de poner un nombre, cerrar los ojos, mover la nariz, parpadear un par de veces y despertar de este mal sueño...
No hay comentarios:
Publicar un comentario